Los países necesitarán movilizar financiación nacional para la adaptación, ya que depender únicamente de la financiación pública internacional probablemente no será suficiente para garantizar la implementación de sus planes de inversión en adaptación. Definir el margen fiscal para la adaptación e identificar estrategias eficaces para aumentar la movilización de recursos nacionales son pasos cruciales en este sentido.
Según Readhead et al. (2024), existen diferentes vías para movilizar eficazmente los recursos nacionales para la adaptación al cambio climático, entre ellas:
Es importante reconocer que algunos países en desarrollo podrían no estar en condiciones de priorizar estos esfuerzos para aumentar la financiación nacional para la adaptación. Por lo tanto, es esencial adoptar un enfoque específico que tenga en cuenta sus desafíos y limitaciones particulares a la hora de identificar las fuentes de financiación más adecuadas para la adaptación al cambio climático.
Los países pueden acceder a diversas fuentes internacionales de financiación para la adaptación. En el marco de la CMNUCC, las fuentes clave incluyen el Fondo Verde para el Clima, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (que administra el Fondo para los Países Menos Adelantados, el Fondo Especial para el Cambio Climático y el Fondo de Adaptación). Fuera de la CMNUCC, los bancos multilaterales de desarrollo, las instituciones financieras de desarrollo (por ejemplo, la Corporación Financiera Internacional) y la cooperación bilateral de los países brindan un apoyo significativo para la adaptación al cambio climático. Estas fuentes suelen ofrecer asistencia técnica y utilizar diversos instrumentos financieros, como subvenciones, préstamos, acciones o garantías de riesgo crediticio.
Los países deberían identificar las fuentes internacionales de financiación más apropiadas para sus planes de inversión en adaptación basándose en diversos factores, incluidos la alineación de las fuentes de financiación con las inversiones prioritarias de adaptación del país, la colaboración histórica con posibles fuentes de financiación o los criterios de elegibilidad y accesibilidad de cada fuente de financiación.
Involucrar al sector privado desde el inicio de los procesos de planificación de la adaptación es crucial para garantizar su participación efectiva en la movilización de fondos. Las estrategias clave incluyen sensibilizar sobre la importancia de las inversiones en adaptación, utilizar evaluaciones de riesgos climáticos para fundamentar la selección de las inversiones de adaptación más adecuadas, justificar estas inversiones demostrando cómo pueden evitar costos y generar ingresos, e implementar mecanismos de reducción de riesgos, como la financiación combinada o las garantías de riesgo crediticio. Además, el uso de políticas y regulaciones fiscales puede impulsar las inversiones del sector privado, mientras que el establecimiento de marcos institucionales puede fomentar y facilitar la inversión del sector privado en adaptación (es decir, marcos de colaboración público-privada).
El “sector privado” es diverso y abarca micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), grandes corporaciones, instituciones financieras, etc. Cada país debe comprender a qué segmento del sector privado se dirige, identificar las barreras a la participación del sector privado en el financiamiento para la adaptación y determinar los enfoques más adecuados para que estas entidades inviertan en inversiones de adaptación prioritarias para el país.
Se pueden movilizar distintos instrumentos financieros para desbloquear la financiación para la adaptación, incluidos los siguientes:
La Red Global del PNA ha creado un inventario de instrumentos financieros innovadores para la adaptación al cambio climático para ayudar a cerrar la brecha entre el financiamiento disponible y las necesidades de los países en desarrollo (Gouett et al., 2024).
⁵ SM Gonzales, ADB, comunicación personal, 13 de marzo de 2025.