Género, planificación de la adaptación y el arte de hacer las preguntas “correctas”

por Angélica V. Ospina, IISD

El acceso limitado de las mujeres y las niñas a los activos productivos, incluida la tierra, los recursos financieros y la información, así como su participación limitada en los procesos de toma de decisiones, pueden exacerbar las consecuencias de los impactos y tensiones del cambio climático, particularmente en los países en desarrollo vulnerables.

Un Webinar según el Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas convocó a una variedad de expertos para examinar cómo las políticas y la planificación pueden estar mejor informadas por la investigación sobre las dimensiones de género de la adaptación al cambio climático, y cómo integrar enfoques sensibles al género en el proceso del Plan Nacional de Adaptación (PAN). .

¿La respuesta? Hacer las preguntas correctas es crucial para garantizar enfoques sensibles al género para los complejos desafíos de adaptación.

Pero hacer las preguntas “correctas” no es tan simple como parece. Comprender los vínculos entre el cambio climático y las cuestiones de género requiere que los planificadores de la adaptación investiguen y aprendan constantemente sobre las diferentes necesidades, perspectivas, conocimientos y aspiraciones de hombres y mujeres. Requiere hacer preguntas de la manera adecuada, a los participantes correctos, considerando el tiempo, la frecuencia, los recursos y la comunicación de los resultados. Sobre todo, requiere garantizar que la información recopilada se utilice para informar y fortalecer el diseño y la implementación de planes de adaptación.

Cuando las estrategias de adaptación no reconocen ni abordan los diferentes impactos que el cambio climático tiene sobre hombres, mujeres, niñas y niños, las políticas y acciones corren el riesgo de exacerbar las vulnerabilidades preexistentes y fomentar la desigualdad. Este es un riesgo que los planificadores de la adaptación no pueden permitirse correr, ya que el diseño y la implementación de los PAN continúan avanzando a nivel mundial.

¿Cómo nos aseguramos de que el género no solo se considere en el diseño de políticas de adaptación, sino también en su implementación real?

Stella Tereka de la FAO presentó el La experiencia de Uganda vincular la igualdad de género y el desarrollo agrícola en el contexto del cambio climático. A partir de esta experiencia, podemos extraer tres consideraciones importantes para los planificadores de la adaptación:

  • La incorporación de la perspectiva de género en la planificación de la adaptación requiere identificar y aprovechar los "puntos de entrada" clave.

Los puntos de entrada pueden incluir: políticas gubernamentales existentes sobre género; políticas de cambio climático que contienen consideraciones de género; instituciones que ya trabajan en temas de género y que han asignado “puntos focales de género”; lineamientos de planificación que promuevan la integración de género, así como universidades locales que cuenten con programas de estudios de género y que puedan brindar un valioso apoyo a la investigación y la capacitación.

  • La incorporación de la perspectiva de género en la planificación de la adaptación requiere un enfoque multiescala y multisectorial.

Involucrar a todos los sectores sensibles al clima y dirigirse a las partes interesadas a nivel nacional, regional y comunitario es clave para la incorporación eficaz de la perspectiva de género en la planificación de la adaptación. El desarrollo de capacidades en cada uno de estos niveles también es fundamental para garantizar respuestas adaptativas sensibles al género.

Uganda está trabajando con cuatro subsectores principales (cultivos, ganadería, pesca y silvicultura) y se está asociando con varias organizaciones para participar en los foros parlamentarios sobre el cambio climático y la seguridad alimentaria.

  • La incorporación de la perspectiva de género en la planificación de la adaptación debe ser una parte integral de los planes y estrategias nacionales.

Los desafíos relacionados con la incorporación de la perspectiva de género en la adaptación no son nuevos. Incluyen problemas como capacidad técnica y recursos financieros limitados, funciones y responsabilidades poco claras en múltiples niveles, falta de coordinación entre las partes interesadas y las instituciones que trabajan en género, así como mecanismos y directrices poco claros para la implementación. Garantizar que la incorporación de la perspectiva de género sea un componente integral de los planes y estrategias nacionales, e involucrar a todas las partes interesadas relevantes desde el principio, puede ayudar a abordar estos desafíos.

Dada la complejidad y la naturaleza cambiante de los contextos de adaptación, es fundamental reflexionar constantemente sobre si estamos haciendo las preguntas “correctas”. Si bien no existe un camino único para incorporar las cuestiones de género en la planificación de la adaptación, esta capacidad puede ser crucial para permitir acciones sensibles al género a nivel nacional, regional y local.


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